Lapachol y té de tajy

El lapachol, sustancia que se obtiene de la madera de las especies de Tabebuia y Tecoma, fue utilizado en la década de los 70 en varios estudios que experimentaban con su uso como alternativa para el tratamiento de la leucemia y algunos otros tumores.

El Lapachol se extrae con una solución acuosa de hidróxido de sodio para, a continuación, filtrar el extracto obtenido. La solución alcalina se acidula, el lapachol precipitado se separa y recristaliza en alcohol.

Tras no pocos experimentos, tanto en animales como en personas, los problemas de toxicidad que se presentaron en estos estudios acabaron demostrando que los posibles beneficios que esta sustancia podía aportar sobre pacientes con cáncer sólo se hacían presentes en dosis tan altas que acarreaban efectos secundarios como náuseas, vómitos e incluso efectos anticoagulantes severos. Por ello, se descartó el uso del Lapachol como posible terapia para el cáncer.

Sin embargo, este experimento fallido no hizo sino advertir del peligro que podría suponer para nuestra salud el abuso en el consumo de té de lapacho, conocido también como té de tajy, algo que, dicho sea de paso, siempre ha de tenerse presente en todo tratamiento o terapia, ya sea con medios naturales o sintéticos. El consumo excesivo de un medicamento puede provocar que deje de ser beneficioso para pasar a resultar dañino. Lo más importante, en este caso, es que en las conclusiones de estos experimentos, nadie insinuó, en modo alguno, que el consumo del té de lapacho fuera perjudicial para la salud.

De hecho, sus propiedades siguen siendo muy reconocidas por la comunidad científica de todo el mundo para el tratamiento de neoplasias, asma, hemorroides, quemaduras, próstata y úlceras varicosas (varices), siendo muy recomendable su consumo tanto en forma de infusión como en crema –mezclada con vaselina y cera virgen-.

Por otra parte, constituye un magnífico antiinflamatorio y antitumoral, además de bacteriostático y fungistático.