Infusiones, tisanas y decocciones para la salud, ¿cómo prepararlas?
Aprende las diferencias en la preparación de estas bebidas
Las infusiones, tisanas y decocciones son las formas más habituales y efectivas para aprovechar las propiedades de diversas plantas y hierbas con beneficios para la salud. Es común confundirlas, pero no son lo mismo. En este artículo descubrirás cuáles son las características de cada preparación.
Estas preparaciones son tres maneras distintas de aprovechar los beneficios de las plantas medicinales. Entre las más utilizadas para hacer tisanas, decocciones e infusiones se encuentran la tila, la manzanilla y el anís verde. Probablemente, en alguna ocasión has probado una bebida hecha con alguna de estas hierbas.
- Tila: calma la excitación nerviosa, reduce la acidez del estómago.
- Manzanilla: facilita la digestión, estimula la menstruación y reduce los dolores asociados. Usada externamente y fría sirve para calmar afecciones en los ojos.
- Anís Verde: ayuda a hacer la digestión y eliminar los gases, favorece la eliminación de la orina y estimula la menstruación y la producción de leche en la mujeres. Puesto que pasa a la leche, el bebé lactante puede beneficiarse de las misma propiedades si la madre toma anís.
¿Cómo se prepara cada una de estas bebidas?
Aunque se llame infusión comúnmente a cualquier bebida preparada sumergiendo una parte de una planta en agua hirviendo, en realidad se pueden diferenciar tres tipos:
- Infusiones: se obtienen sumergiendo las hojas o las flores de diversas plantas en agua muy caliente o a punto de hervir. Entre las infusiones más consumidas podemos citar: té, manzanilla, menta, poleo, mate, anís verde, rooibos.
- Tisanas: se obtienen sumergiendo hierbas en el agua que ya está hirviendo. Entre las tisanas mas conocidas se podría citar la achicoria o el eneldo.
- Decocción: es el proceso que utiliza las raíces o partes duras de las plantas, que suele estar acompañada de una reducción del volumen del agua para aumentar la concentración de sustancias saludables. El regaliz es un ejemplo.
Una de las infusiones cuya popularidad aumenta más rápidamente es el té de rooibos, que se prepara a partir de un matorral originario de Sudáfrica cuyo consumo se está extendiendo rápidamente por todo el mundo por su agradable sabor, la ausencia de cafeína y el alto contenido en minerales.
Recomendaciones básicas para toda preparación
Hay muchas recomendaciones para preparar tisanas, infusiones o decocciones, pero las más básicas y fundamentales son dos.
- No uses el microondas para calentar el agua (usa métodos más lentos que crean burbujas de vapor).
- Utiliza agua insípida (emplea agua mineral si el agua de grifo está turbia o muy clorada).
En muchos casos, según el tiempo de infusión cambian los efectos medicinales, ya que con el tiempo suficiente, la planta en contacto con el agua hirviendo empieza a exudar sustancias diferentes a las difundidas inicialmente. Así, es muy común que ciertas infusiones se deban consumir en no más de 3 a 5 minutos de hervir, que es cuando mejor sabor tienen.
Para las decocciones se recomienda dejar las raíces en contacto con el agua fría 5 o 10 minutos, después hervir lentamente de 15 a 30 minutos el agua con las raíces, según el grado de concentración deseado.
Es importante saber que, a diferencia del té, las infusiones y las tisanas no van tomando un color más oscuro a medida que pasa el tiempo de inmersión en el agua caliente, así que la mejor manera de saber si ya está lista es probar un poco del líquido.
Por último, hay que tener en cuenta que cuando tomas infusiones, decocciones o tisanas en cantidades apreciables es que pueden tener un efecto inhibidor, neutro o potenciador sobre cualquier medicamento que eventualmente estés tomando. Por este motivo, debes ser prudente y consultar con tu médico antes de consumirlas.
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