El mundo del té en Holanda, pequeño y pintoresco
Un país con sus propias costumbres en torno al té
Está claro que Holanda no es uno de los popes en lo que al mundo del té refiere. Pero también tiene su cultura, que ha sido dominante, ha caído y en los últimos años ha comenzado a trepar nuevamente. ¡No te pierdas esta nota!
Sin duda alguna, cuando uno piensa en una de las grandes naciones del té, no piensa precisamente en Holanda. Los países bajos nunca fueron productores de Camellia Sinensis, pero sí han tenido su cultura en torno de esta mágica infusión. Hace algunos años consumir té va cada vez más en ascenso dentro del país, que va forjando su lugar dentro del espectro teístico.
Dominó, decayó y resurgió
Holanda, como país colono que supo ser, tuvo grandes plantaciones de té fuera de su país, inclusive siendo una de las potencias en este rubro hace unos cuatro siglos atrás. Luego esto quedó en manos de los ingleses y cada sitio fue ganando su autonomía. Así, la producción quedó en un retraso.
Pero, hay que decirlo, es muy común beber té en los Países Bajos, a la par de lo que respecta al café. Se suele servir en infusores abiertos que se colocan por encima de la tetera, con las hojas de té en hebras tocando el agua por debajo y generando así la infusión.
Muchos espacios gourmet
Sin duda, lo que fue cimentando el crecimiento del té en estos últimos años ha sido la inclinación por espacios de corte gourmet en todas las grandes ciudades holandesas. Como ha sucedido en otros países que se inclinan por la buena comida y bebida, también se vuelcan hacia el buen té. Y esa no es la excepción de Holanda.
Amantes de las buenas teteras
Los holandeses son amantes de la buena cerámica. De hecho, en el museo de Leeuwarden se realizó el año pasado una increíble exposición de teteras históricas, que te permitían reconstruir un camino de la bebida y sus países. Que no extrañe que repitan próximamente.
El té de menta, uno de los más notables
Si bien es una infusión, beber té de menta es una de las aficiones preferidas en lo que a bebidas calientes respecta. Le ponen un gran manojo al agua hirviendo, la dejan reposar y luego la consumen. Refrescante y, obvio, con muchísimo sabor a menta.
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